domingo, 3 de julio de 2011

EL CAMINO DE ANA Y ENRIQUE II (todos saben que el II va antes que el I)

Ana y Enrique era una pareja de jóvenes soñadores de castillos que acababan de casarse en Madrid, concretamente en Aravaca, un pueblecito a las afueras de la ciudad muy conocido porque allí crecen los famosos lirios azules que el Héroe había descubierto. Ella era una chica muy guapa, con el pelo castaño claro, no muy alta pero con unos ojos que trasmitían tranquilidad y una sonrisa tan bonita capaz de competir con la Luna llena. A Enrique el Héroe le conocía menos, mas aún así podía ver a millas de distancia que era una persona a la altura de Ana y el Héroe le veía templanza en la mirada, pero sólo para las formalidades, fuera de eso era otra persona mucho más suelta, era más alto que Ana(eso no era muy difícil), moreno claro era el tono de su pelo y sus ojos no consigo recordarlos. A el Héroe le hacía gracia que se llamase Enrique, "Podría apellidarse Bunbury" decía para sus adentros el mismo Héroe.

Acababan de casarse y ya habían organizado su Luna de Miel por todo el mundo. Enrique estaba en casa finiquitando las maletas cuando Ana entró entusiasmada en la vivienda.

-¡Cariño, ya tengo los billetes para el primer destino!
-Bien, me han dicho que la isla es preciosa, y sus aguas inigualables.
-Ademas de la temperatura bañada por el Mediterráneo.
-¿Oye allí se habla italiano?
-pues ni idea-Contestó Enrique-¿Cuando salimos hacia Malta?
-¡Ya mismo, vamos con retraso!

Enrique empezó a correr por toda la casa llevando ropa de aquí para allá y sudando logró acabar la maleta en un tiempo record y a todo esto se percató de que Ana seguía plantada riéndose de él. Enrique extrañado la preguntó.

-¿Por qué te ríes si vamos a perder el avión?
-Porque te he engañado. el vuelo parte mañana.-Respondió Ana con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Sabes Ana?-Dijo Enrique acercándose peligrosamente a los labios de su esposa- Eres preciosa hasta en tu forma de mentir.
-Ana sonrió y no pudo evitar besarle durante largo y tendido, hasta que ella se aparto y le dijo.
-¿Cariño, no tenías que irte a ver a tu amigo Nacho?
-Nacho puede esperar-y volvió a besarla- pero ella al poco se separó de sus labios y sonriéndole le dijo que fuese a ver a Nacho. El aceptó y salió de su casa, se monto en su coche y se fue lejos, muy lejos hasta una vieja casa a la que entró directamente pues la puerta estaba abierta, allí se encontró a un hombre rubio pero sin llegar a ser ario y con una barba de una semana. Enrique se acercó.

-Ya lo tengo, un poema para Ana y me preguntaba si tu lo podrías hacer canción.
-Claro que si, a ver, enséñame dicho poema.

Enrique le extendió un papel arrugado y Nacho lo leyó:

Brujita, hoy quiero,
desde este agujero,
decirte que muero por ti.
Por tus manos frías,
por las brujerías,
por tu forma de toser.

Tal vez esté escrita
mi vida, brujita.
Tal vez te llegue a perder.
Pero ¡cuánto te quiero,
mi amor verdadero!
Sin ti está mal hecho el mundo.

Ya huele a tormenta,
rechinan veletas,
mas tú, tú me puedes salvar.
Desciendes deprisa,
sin paracaídas,
en tu escoba a todo gas.

Brujita, me irrita
la gente, ¡maldita!,
que trata de hacerte sufrir.
Yo los mataría,
les arrancaría la piel
hasta verlos morir.

Como un cocotero,
como un rascacielos,
así de bonita eres tú.
Te observo durmiendo,
pequeño misterio
que nadie jamás resolvió.

Tal vez esté escrita
mi vida, brujita.
Tal vez te llegue a perder.
Pero ¡cuánto te quiero,
mi amor verdadero!
Sin ti está mal hecho el mundo.
¡Sin ti está mal hecho el mundo!

-Fantástico, amor en estado puro Enrique, ahora llamaré a Enrique y me ayudará.-Dijo Nacho
-¿A mi?
-No, a Bunbury
- Ahh...


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