lunes, 5 de septiembre de 2011

VAMOS A CURAR LA SOLEDAD

Me faltan letras en el teclado de mi ordenador y no podré escribir y expresarme como quisiera, mas aún escribo y aún me expreso de manera un tanto insólita y curiosa. En otras palabras, es un "coñazo" escribir con este aparato enfrente mío. Aunque debo admitir que mas "coñazo" es escribir sin inspiración ni divina ni humana y esto se lo hice notar a mi princesa (Republicana, es curioso...) que no es mi princesa. Al menos aún no lo es y aunque mentes difusas me aseguran que yo seré el próximo príncipe de su vasto reino, lo dudo y más cada día.
Príncipe, solamente conozco a uno y parece ser que no lleva muy bien eso de seguir siendo noble y no poder escapar de su castillo para no volver del viaje donde hallará la muerte. Todos por muy poderosos que seamos somos esclavos de algo y si ustedes, damas y caballeros, no me creen, díganme, ¿Quién no está sujeto a las leyes de la natura? ¿Quien no es esclavo del tiempo?

                 --Aún no he pisado las nubes y ya te temo.--Me dije delante del espejo donde se reflejaba perfectamente mi imagen a la que tanto amaba y despreciaba a la vez, por los logros y los fracasos acumulados respectivamente.

                -- Mañana era un día marcado en rojo en nuestro calendario, amigo y lo estas dejando pasar, ¿Que nos queda? --Me preguntó mi propio reflejo.

               -- Si todo nos sale mal y perdemos el Sur, aún nos queda nuestro refugio de naufrago perdido en el mar, aún nos queda ese maravilloso bar de Madrid al que vamos todos los días a bebernos las penas y sonreír junto a fracasos y promesas aún por conseguir. Y sabes que el doctor de la nostalgia nos recetó por fiestero: Tequila, amigos y Rock and Roll.

             -- Cuanta razón tienes, lo grande que es ese bar y todo lo que hemos reído y llorado ahí, y que precios, amigo.

Salí por la puerta de mi casa sin ni siquiera despedirme de mi reflejo que me insultaba a lo lejos, caminé sólo pensando en mi nuevo fracaso,  hasta que del cielo cayó una blanca rosa y supe que él me enviaba una señal...


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