jueves, 1 de septiembre de 2011

LA VEREDA DE LA PUERTA DE ATRÁS

                      -- Solamente busco algo de esplendor.-- Me dijo mientras clavaba en mis pupilas esos ojos de gata dignos de alzarlos hacia el firmamento infinito para que me guíen en el camino de tu espera y no desconecte. <<Si eso no pasase, ese mismo camino, lo tendría que recorrer colocado>>--Me dije para mis adentros, para mis afueras dije.

                     --No quiero estar condenado a mirarte desde fuera y tener que dejar que te toque el Sol y no mis ásperas manos de nostalgia.

                    -- Espérame en la vereda de la puerta de atrás. Mañana a lo mejor me digno a pasar por ese deprimente lugar al que tu llamas "hogar" a ver si entiendes que en ese camino hacia ese lúgubre bar sólo se reúnen poetas fracasados.--Me decía ella mientras yo pensaba. <<¿Poetas fracasados? Esas gentes pueden que hubiesen perdido en la guerra, no obstante habían luchado y lo seguían haciendo desde la sombra. Vale, que sus golpes de sueños y tinta rosa de lágrimas de juglar no tuviesen la misma intensidad como muchos años atrás donde aún jóvenes y desnudos emprendieron la empresa bélica contra la hoja en blanco en frente de ellos; y puede que mientras la imaginación se quemaba con la piel arrancada a tiras en las hogueras de la Ciudad de los Gitanos, sus musas en forma de inspiración huían hacia los brazos de otros contingentes, más sanos y vigorosos que ellos, de aquella encarnizada lucha. Puede que sucediera eso en el pasado, mas ellos aún no han dejado de pelear. Ya no les quedan ni carne ni músculo alguno y todo el mundo sabe que deberían estar anclados bajo tierra con los clavos oxidados cerrando las puertas de sus respectivos ataúdes, y nadie sabe que si no están bajo tierra es porque la muerte no tiene valor a intentar llevárselos y espera impaciente a que esos huesos sin carne ni músculos se conviertan en polvo y se los lleve el viento lejos de ese bar. ¿Esos son poetas fracasados?

                    -- No son poetas fracasados ya que la única derrota que se obtiene es la que se abandona y ellos aún no han abandonado. ¿Y por qué quieres que abandone ese bar?--La expuse mi punto de vista que estaba meditando.

                    --Porque tu no eres un poeta fracasado.--Y me sonrió como era de costumbre que lo hiciese. Al menos en mis sueños sí.

                    --Yo creo que aunque joven ya he fracasado. Si mi vida es una escalera me la habré pasado entera buscando el siguiente escalón.--Lo que no la dije es que ya había encontrado el escalón, pero al apoyarme en él, el propio peso de mis penas lo resquebrajo en mil y una esquirla de aire y llanto de alquitrán.

                   --Pues esa escalera esta en mi tejado y yo en él, y te estoy esperando a ver si llegas. ¡Sube la escalera!

                   --Volviendo al tema. ¿Te veré en la vereda de la puerta de atrás y así poder llevarte a mi bar o tendré que dejarla de lado para buscarte entre los desiertos de Madrid?

                  --¿No haremos de esto una guerra no?--Me dijo con cierta tono irónico dibujado en su rostro.

                  --¿Una guerra? Tus soldados son flores de maderas y mi ejército no tiene fronteras, sólo un co-razón. Y si pierdo esa guerra asesinado por tus flores de madera, entonces me esperará la muerte traicionera y antes de repartirme del todo en un cajón, te pediré que me abofetees por todos los pecados cometidos.

                  --¿Por los pecados? Si eres ateo.

                  --¡Gracias a Dios que soy ateo!--exclame hacia las nubes de cristal del firmamento.--Y ella se rió como en mis sueños, sólo que ahora era de verdad.

                  --¡Además!, la muerte te puede esperar, está muy ocupada con la gente que veo que muere en mi televisor.

                 --¿Nos sobra el amor, preciosa?

                 --No. Es más, nos falta. Yo lo extraño mucho, demasiado...

                 --Ven conmigo a la vereda de la puerta de atrás y conoce mi acogedor bar.

                 --¿Como quieres que llegue a la vereda de la puerta de atrás de ese bar?

                 --Te enviaré una flor para que te marque el camino.

                 --Aveces, Héroe, no comprendo lo que dices.

                 --¿Entonces como quieres que esté dentro de tu ombligo?--Ella me miró con extrañeza, no obstante nunca comprendería esa pregunta cargada de connotaciones de vital importancia <<Ya se la explicaré, pero antes la tengo que llevar a la vereda de la puerta de atrás >>

                       --¿Quieres que vaya a la vereda de la puerta de atrás?¿Quieres tenerme en tu bar? He oído que tienes poderes extraordinarios y que por eso te llaman El Héroe de Wilde. Haz algo extraordinario para mí, algo que consiga dejarme sin respiración. Y haz que el aire no quiera entrar para ver la maravilla que me tornas delante de mis preciosos ojos.

Sin mediar palabra(No necesitaba palabra alguna) Me levanté del suelo y me puse en el centro de la calzada que da a la vereda de la puerta de atrás de mi bar; Alcé mi brazo derecho y con el puño cerrado cogí todo el aire que pude, sólo entonces deje extenderse a mis dedos índice y corazón y que mirasen hacia el cielo de una mañana de comienzos de Septiembre para que expulsaran un rayo azul zafiro que impactó contra el celeste cristalizándolo rápidamente y permitiéndolo reflectar la luz del Sol de manera única y hermosa sobre mi princesa desconocida. Y efectivamente, el aire no quería entrar en sus pulmones, ya que se limitaba a contemplar mi creación (Y eso que tenían muy fácil entrar en sus pulmones, ya que ella estaba con la boca abierta) Ella no podía dejar de mirar hacia arriba. Recordaba cuando era pequeña y buceaba en el mar mirando por encima de su cabeza para ver los haces de luz del Sol penetrar el agua y volverla cristalina.

                 --Aquí lo tienes, preciosa. Tu cielo de diamantes.--Me di la vuelta y me adentre en al vereda de la puerta de atrás para acabar dentro de mi bar seguido de ella a la que con poner un pie y recibir una blanca rosa en ese mágico bar de Madrid ya había caído en mis redes, ya era mía, ya la tenía.
                 
La Vereda de la Puerta de Atrás es Extrema y Dura...


                  

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