martes, 15 de noviembre de 2011

NAVEGA VELERO MÍO

Odio esta bonanza de sentimientos que impide moverse al bajel de las emociones ¿Dónde quedaron esos vientos del Oeste que me hacían virar de mi dirreción Norte-perpetua hacia el Sol para dejarme quemar hasta que fui inevitablemente ceniza gris,"gris como un metal, que antaño relució y que ahora es suciedad." Pero como solía platicar con la pequeña sonriente sobre cenizas y resurrecciones, sabía de sobra que aunque yo no fuese más que mísera ceniza polvorienta y el cielo fuese rojo, resurgiría para ser más fuerte que antes, no demasiado, pero si más que antes.

SILENCIO...SE PERCIBE UN SUSURRO

Y tal como pensé aquel susurro me acarició mi cara, eran los vientos del Norte que me llevarían al próspero Sur donde el azul del agua y el cielo se funde en ojos de azur e inevitablemente impulsado por el aliento del aire, me muevo cual nube hacia la felicidad...


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