viernes, 11 de noviembre de 2011

LA REALIDAD

Dicen que en los sueños decimos todo aquello que no nos atrevemos a realizar en la realidad y que si sueño con besarte será que te quiero besar, si sueño con sonreírte será que te quiero sonreír y si sueño con fumar a tu lado será que deseo que volemos a otra realidad juntos...

Con esas divagaciones el Héroe de Wilde partió de su casa a andar solamente solo y solito solo solamente despreocupado por las calles de su infectuosa Madrid a la que pese a su belleza se la iba encontrando cada vez más furibunda. "Necesitaré una pistola" pensó para sus adentros, incluso el mismo desconocía el porqué de necesitar un arma si le sobraba y bastaba con su labia de plata. Entre tanto pensamiento perdido en el mar de su mente se encontró con una desconocida que conocía -Curiosa contradicción- y la vio llorando con un bote de rimel entre sus dedos de oro.

                -¿Qué te pasa? ¿Qué te duele? ¿Qué acongoja vuestra alma?

                -Es este rimel, pues mi autoestima y este maquillaje son enemigos de muerte, será porque se parece al alquitrán de tus pulmones-respondió cierta desconocida.

                 -¿De mis pulmones o de mi corazón?

                 -No me importa, Héroe, sólo sé que no va a variar mi autoestima...

                 -¡Claro que va a variar!-La interrumpió el Héroe de Wilde-La autoestima varia. Es una realidad.

                 -Será una realidad, pero no es la mía.-Empezaba a terquearse.

                 -La realidad es la misma, siempre, solamente hay una omnipotente...
                 
                 -La realidad no es colectiva, es personal de cada uno. Mi realidad no es tu realidad...

                 -Al final la de "cada uno"- Se interrumpían estos dos personajes continuamente- es una realidad, todo es una realidad invariable, no importa cual importante seas, la realidad es la misma.

                 -No me gusta esa realidad.-Se terqueaba cada vez más la desconocida.

                 -¡Es la que hay y no reproches!-Exclamó el Héroe al verla con la palabra en los labios-La autoestima varia por esa realidad, ya que la autoestima es un sentimiento y estos varían incesantemente. Acepta tu realidad o vive en el sueño, mas si aceptas lo segundo, no podrás despertar.

                 -¿Qué más da la realidad? -Dijo con desidia.

                 -¿Que qué más da? Lo da todo. Mira, desconocida, existe el sueño y la realidad y el sueño es un espejo de tu realidad, esto ya lo hablé con la rubia, así que la realidad al fin y al cabo lo es todo. Así que sí que importa.

                 -¿Pero si no la puedo cambiar, qué más da? -Cada vez se terqueaba más y más.

                 -No puedes variar la realidad porque ella varia por si sola. Es decir, si tu autoestima ahora cambia y se pone a la altura de los ojos de cristal de los dioses, tu no has cambiado la realidad, la realidad ha variado. Tu no puedes cambiar la realidad, pero ella a ti si, a mi, a todo. Incluso a si misma.

                 -No me gusta que me controle-Se reía por no llorar- Lo siento pero hoy mi niña salió a pasear por dentro de mí, no lograrás razonar conmigo.-Ahora si que se había terqueado definitivamente.

                 -No trato de razonar, si no de hacerte pensar. Y tienes que soportar que te controle, nadie la puede controlar. A mí me encantaría que cierta mujer me estuviese esperando en mi cama para morir entre sudor y lencería, pero la realidad es que se encuentra a kilómetros de mi cama y a años luz de mí, no obstante me resigno y lo acepto.

                 -No sé si llevarás razón o no, pero me cansas, así que me voy a dormir en las nubes de mis decisiones...
                 
                 -Vete a pensar desconocida y por cierto existe la otra realidad, pero eso, es otra historia.
           
Será que buscamos nuestra propia realidad...


                 

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