-Sabes Héroe- Sus ojos marrones con tintes verdosos se clavaron en los ojos del Héroe de Wilde, parecia que aquellos enormes ojos se habían formado a base de hojas caídas cuando el demonio vino a visitar el Retiro un Otoño mientras el mejor pintor se habia dedicado a marcas finos trazos de verde para dar a esos ojos una dulzura digna de la Luna. Dulzura era lo que iradiaba su cálida sonrisa, siempre sonriente; y Calientes eran sus manos cuando tocaron las frías manos del Héroe- La Llama se apagó, no obstante el viento de lo que acontece no fue capaz de llevarse las cenizas de amor. Yo sabía que no tardaria mucho y en efecto, así fue, a los pocos meses saltó una diminuta chispa, mas era
la chispa adecuada y prendió todas las cenizas del recuerdo que albergaban mi huérfano corazón...
-Pero mi pequeña. Al igual que las sonrisas, las cenizas no prenden, no se queman y se van con el viento...
-¿Alguna vez tu bosque de amor ardió en la Llama? - La pequeña sonriente le miró con mala cara, pues odiaba las continuas interrupciones de ese extraño ente que había tomado por amigo.
-No, nunca ardió mi flor del amor, o de desamor según el punto de vista del cazador, de la presa o del cazador cazado por la presa.
-Pues ya está, no puedes saber ni tu, ni el infinito de tus ojos si esas cenizas de amor arden en la Llama o no. Yo si lo sé. El amor arde en la Llama-Zanjó el paréntesis la pequeña sonriente-Pues al prender las cenizas de amor, volvió a arder incombustible y majestuosamente aquella Llama de pasión. La Llama amorosa lleva ardiendo sin cesar cinco meses y en tan poco tiempo es tan inmensa que el Sol se queda mudo al compararse con su calor y su tamaño de coloso.
-¿Cómo el de Rodas de grande?
-Mayor incluso. No me interrumpas más, Héroe-La princesa le miró con un odio, mas odio sano era lo que emanaban sus ojitos, todo hay que decirlo.-Ya no existe diluvio universal divino ni tormenta torrencial que lo apacigüen, no existe agua suficiente en este universo para extinguir tal Llama.
-No entiendo como una Llama puede ser tan fuerte y poderosa como Zeus y a su vez haya nacido en las más paupérrimas cenizas.
-Eso tiene una explicación lógica y clara, pero no simple. Se debe a esos ojos azules que ahora van a mi lado.
-¿Azules?¿Esto no iba de ojos marrones y narices grandes?
-Sobre ese hombre hablaremos en mundos venideros.
-¿Hombre? Yo hablaba sobra la chica de las lágrimas dulces-Respondió extrañado el Héroe de Wilde.
-Me tienes que hablar de ella porque últimamente no se te borra esa sonrisa de estúpido de la cara, cariño. Bueno, continuo ¿Por donde iba?...
-Por donde los ojos...
-¡Puedes parar de interrumpirme! Era una pregunta retórica.
-Pararé cuando las variables me lo manden y lo sabes, pequeña. Por favor continua con tus masturbaciones de interrogantes para solo escuchar un susurro de hilo de lana.
-Vale.Pues que aunque a veces la Llama se empequeñezca hasta un tamaño tan miserablemente ínfimo que la podría atrapar entre mis dedos y dejarla morir en mi dulce agonía, mas al escuchar esas dos palabras divinas vuelves a cobrar el resplandor de antaño quemando todos los árboles que encuentre a su paso.
- "Te Quiero", esas son las palabras-Concluyó el Héroe de Wilde.
"No dejes que la Llama se consuma, haz que se extienda y no tengas miedo a que se queme todo el bosque"
La Pequeña Sonriente